Compartimos con ustedes una carta de lectores que nos llego de Alejandro Gandolfi que aporta al debate de la posible instalación de Wal Mart en bariloche:
A las Autoridades y Ciudadanos de San Carlos de Bariloche
Frente a la perspectiva de la instalación de un Hipermercado Wal-Mart en nuestra ciudad se han abierto varios debates, polarizados a veces en el tipo de modelo económico; o en la clase de emprendimientos comerciales o productivos que permitan el desarrollo o el saqueo; en los intereses particulares o en las conveniencias generales; en el impacto ambiental o social; en la conservación o en la utilización sustentable de nuestros recursos.
Además se ha criticado y denunciado a la citada empresa por sus abusos laborales y su despiadado afán exclusivo de lucro. Por otro lado, hay quienes pueden pensar en la importancia de una inversión de esa magnitud y en la oferta de supuestos precios baratos, como algo beneficioso.
Todo esto puede ser discutible, digno de análisis y de la toma de decisiones que correspondan. Lo que no resiste, ni siquiera la menor consideración, es el simple hecho de que una concentración comercial de tal naturaleza terminará por destruir la ya frágil economía de nuestra región, dependiente de los recursos que en su mayoría nos llegan de afuera a través del turismo, de participaciones estatales y de inversiones inmobiliarias que generen riquezas. No será esta la consecuencia de la instalación del Wal-Mart sino al contrario, pues prácticamente nada de sus ganancias quedarán aquí, convirtiéndose en una especie de Hiper-Vampiro que nos empobrecerá a todos.
En lo personal no estoy de acuerdo ni ideológica ni sentimentalmente con abrirle las puertas al imperialismo norteamericano ni a ningún otro, menos aún si sus negocios no representan alguna ganancia para nosotros. Ya sabemos que los impuestos provinciales irán a Viedma, los nacionales a Buenos Aires, y aquí quedarán escuetas tasas municipales, algunos puestos de trabajo en detrimento de quién sabe cuántos otros, y el dudoso placer de ir a comprarles, sabiendo que sus bajos costos responden precisamente a esto, a los bajos costos con que obtienen sus grandes lucros.
Pensemos que lo barato, a veces, puede salir muy caro. Y también podríamos cuestionarnos si lo que necesita Bariloche son más supermercados y centros de compra, o más espacios culturales y deportivos que promuevan la integración y el desarrollo de nuestra comunidad, lo cual redundará en reales ganancias económicas y sociales.
Alejandro Gandolfi